Justo un día después de contarle al pana Coll que se me había acabado la leche, recibí unas migajas del emperador: Mi tía chavista me consiguió un kilo de leche en polvo. No de esa horrible que venden en Mercal, dentro una bolsa llena de consignas gobierneras; no, leche de la buena, La Campesina de […]

