Con frecuencia pienso que el estado, en su infinito sadismo, me educó justo lo necesario para que pudiera entender la magnitud de su maltrato. Hubiese sido mejor que no me indignara la desfachatez, la segregación en las oficinas públicas, el discurso excluyente, la mentira predicada en cadena nacional, la normalización de la ruina. Así que […]
