Hace un par de semanas vi The Social Network. Salí pensando que era una gran película, que la actuación de Jesse Eisenberg estaba muy bien y que el filme ilustraba con objetividad y elocuencia algunos de los temas que se han venido hablando durante el último par de años y sobre los que escribí en El Legado de Facebook.
Días después, me di cuenta de que en realidad The Social Network es una prueba más de lo mucho que sufre Hollywood para entender lo que está sucediendo en Internet.
Aaron Sorkin, guionista, tiene el suficiente tino como para poner a sus personajes a usar la terminología correcta y sostener discusiones que tienen sentido para los que trabajamos en sistemas. Pero luego, al presentar al personaje de Shawn Fanning (interpretado por Justin Timberlake), Sorkin sucumbe ante la tentación de pintar a la dupla Zuckerberg-Fanning como monstruos malignos que se roban una idea y joden a todo el mundo; y pierde el resto de la película tratando de reforzar esa idea.


