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El legado de Facebook

Cuando dejemos de usar Facebook, si alguna vez llega a volverse irrelevante, será recordado no por darnos el poder para reconectarnos con amigos perdidos, o proyectar nuestra imagen como un producto. El principal legado de Facebook será haber desvelado el debate sobre la privacidad en Internet, con ejemplos más que elocuentes.

Con frecuencia Facebook es atacado en los medios por sus aparentes fallas de seguridad. Muchos de estos problemas tienen su raíz en los usuarios, 500 millones de personas que no siempre invierten el tiempo necesario para pensar sobre las implicaciones de publicar sus vidas en línea. También es verdad que hasta que una ciberprotesta llevó a la compañía a simplificar sus opciones de privacidad, mover las perillas para limitar correctamente nuestro perfil requería estudios avanzados en planificación de escenarios.

Pero la polémica sobre la seguridad de Facebook continúa por tres razones, a mi parecer:

Falsa promesa de privacidad

En twitter se da por sentado que todo lo que compartes es público, a menos que limites tu perfil, en cuyo caso todo es privado. Simple.

En Facebook tu perfil puede estar limitado, pero tal como demostró openbook, corres el riesgo de compartir tus actualizaciones de estado con todo el mundo. (¿sabías esto?)

Está también el asunto de las letras pequeñas. Tal como ilustra este artículo de la EFF, Facebook ha transformado sus políticas de privacidad para minimizar la confidencialidad de los datos de sus usuarios. Eso sin contar el hecho de que los términos de uso de Facebook te obligan a renunciar a la propiedad intelectual de todo lo que publicas: las fotos de tus hijos, las reflexiones en tus notas y esa actualización de estado que es un haiku perfecto –inclusive cuando dejes de ser miembro de la red social. Con una estrategia sacada de los manuales del totalitarismo, Mike Zuckerberg, padre de la criatura, ha sometido estos cambios a varios referenda cuyo resultados han sido siempre a favor de la compañía, básicamente porque 500 millones de personas sólo pueden estar de acuerdo en el universo de Huxley.

La reflexión definitiva sobre este tema la escribió Vanessa Grigoriadis en 2009 para New York Magazine: Do You Own Facebook? Or Does Facebook Own You?

Modelar las relaciones humanas es terriblemente difícil

Facebook permite crear grupos de amigos que nos permiten contextualizar a nuestros contactos («compañeros de trabajo», o «amigos de México»). Otro uso común de estos grupos es crear anillos concéntricos de seguridad para limitar o no lo que revelamos.

Sin embargo, cada vez que interactuamos con nuestros amigos y conocidos, cada vez que visitamos un lugar, cada vez que tenemos un pensamiento con respecto a otra persona, nuestras preferencias de privacidad cambian, aunque sea inconscientemente. ¿Quieres compartir unas fotos con tus compañeros de viaje, pero no quieres que tus amigos cercanos se enteren que ese fin de semana no estabas enfermo sino en la playa? En el mundo físico, puedes callarte la boca y ya. En el mundo virtual en el que todos compartimos todo, requiere más trabajo.

Facebook ha hecho que nuestra conciencia de la privacidad se haga explícita. Anteriormente, uno podía sospechar que nuestros amigos nos revelaban sólo una parte de sus vidas. Ahora sabemos reconocer un perfil limitado y tenemos la certeza de que nos ocultan algo: fotos, otras amistades, pensamientos. ¿En cuál grupo me tienes? ¿Por qué no me invitaste a esa parrilla? ¿Sigues hablando con mi ex-novio? ¿Acaso no somos amigos?

Modelar en software los constantes cambios de actitud con respecto a nuestras amistades es una tarea que nunca estará completa, porque los matices que definen las relaciones interpersonales estarán siempre en un plano subjetivo. Por ende, el enfoque de las opciones privacidad de Facebook está fundamentalmente errado.

Facebook es una empresa moralmente reprobable

Para evaluar a las personas, busca tres cualidades: integridad, inteligencia y energía. Si no tiene la primera, las otras dos te matarán.
-Warren Buffet

Mark Zuckerberg le robó la idea de Facebook a tres estudiantes de Harvard: Cameron Winklevoss, Tyler Winklevoss y Divya Narendra. Además, ha sido comprobado que al menos una vez ha usado información de Facebook para hackear el correo de una persona.

La historia de la revolución digital está llena de robos de propiedad intelectual de alto perfil (Apple a Xerox y Microsoft a Apple, para citar dos), pero pocos tan escandalosos como el de Zuckerberg, quien retrasó a propósito el desarrollo de una red social mientras le daba los toques finales a thefacebook.com. La dudosa integridad del fundador de Facebook escapa a la clásica irreverencia de la cultura hacker sobre la cual se han construido todos los servicios de la Internet, y esa corrupción ha permeado la percepción pública de la empresa. ¿Cómo confiarle tus secretos a una empresa fundada a partir de la violación de un acuerdo de confidencialidad?

Estos cuestionamientos morales encuentran sustento en otros pequeños detalles de la red social, como por ejemplo la famosa dificultad para cerrar una cuenta, o la estandarización del Facebook Connect, un protocolo que parece abierto pero no lo es y para colmo sólo sirve para aumentar el tráfico hacia Facebook.

Alternativas

Bien, entonces Zuckerberg es una variante borracha y adolescente del diablo. ¿Cuál es la alternativa?

Desde 2009, una serie de personalidades de internet han publicitado su abandono de Facebook con ambiciosos actos de protesta, como el Quick Facebook Day, que han fallado miserablemente. La realidad es que no existe actualmente una alternativa a Facebook que sea tan fácil de usar, que proporcione tanto valor y que permita jugar Farmville.

Jason Calcanis propone la creación de una red basada en estándares abiertos en la que los usuarios sean dueños del contenido:

El gráfico social sólo alcanzará su potencial si es verdaderamente abierto, no controlado por un chico malcriado de ética cuestionable. Es hora de que la gente buena del mundo haga frente a Facebook. Es hora de construir y soportar OpenID y la creación de un gráfico social verdaderamente abierto. Son nuestros datos, después de todo. El camino para la web abierta ha sido fijado y apoyado por los «chichos buenos» de OpenID, Google, Twitter, Open Social e incontables otros que no sienten la necesidad de controlar la industria y manipular a sus clientes.

Esta idea propuesta por Calcanis tomó forma en el Proyecto Diaspora, una iniciativa de código abierto para encontrar una alternativa abierta para las redes sociales. Al parecer, lanzan ahora en Octubre de 2010. Casualidad o no, el mismo mes en el que se estrena The Social Network, película basada en The Accidental Billionaires, el libro que desnudó la verdad sobre Facebook.

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