afinidades electivas

El orgullo de ser venezolano

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Pongamos que existe un banco, al que para proteger identidades e intereses, llamaré Commercebank; un parapeto cuartorepublicano que comenzó como la agencia mayamera de otro banco, al que para proteger identidades e intereses, llamaré Banco Mercantil de Venezuela.

Ahora bien, Juan Perez tiene una cuenta de dólares en el Commercebank. Para sazonar la historia, la mamá de Juan fue fumadora profesional y se está muriendo de cáncer. Considerando 1)que Juanito es el principal sustento, 2)que firmaron hasta las servilletas y 3)que cuatro años después de Barrio Adentro y otras maravillas la medicina moderna la gente se sigue muriendo igual, se puede decir que Juanito, su madre y el resto de la familia dependen de esa cuenta que contiene lo que pudieron amasar cuando Venezuela era otra.

La tarjeta de crédito de Juanito se vence pronto y éste solicita que en vez de usar el correo tradicional, el Commercebank se la envíe directamente a su oficina en Caracas, utilizando una empresa global de mensajería, a la que PPIeI, llamaré FedEx. El banco envía la tarjeta.

Pasa una semana.

Extrañado de que el proverbial tipo de pantaloncillos azules no ha aparecido con su tarjeta, Juanito le solicita al banco el número de rastreo. Consulta vía web y se da cuenta de que el paquete está esperando recolección en la sede de FedEx de Caracas. Qué raro. Él había pedido que se lo enviaran a su oficina.

Juanito va a la sede en Los Ruices. La tipa del mostrador va a buscar su paquete y regresa al rato.

-Señor, ¿me puede acompañar afuera?

En el estacionamiento, la señorita le indica a Juanito que su paquete ya fue recogido.

-Imposible, es la primera vez que vengo, ni siquiera sabía dónde quedaba esta oficina.

-Disculpe la pregunta, ¿por casualidad eso viene del Commercebank?

-… ss-si ¿por?

-Ay bueno señor, es que no es la primera vez ¿sabe?. Parece que hay una mafia que viene con cédulas falsas a retirar paquetes. Ese caso ya está en PTJ.

Sabiendo que la frase ‘Ese caso ya está en PTJ.’ es la antesala a todas las grandes desgracias Venezolanas, Juanito sólo alcanza a balbucear algo sobre que quiere ver el comprobante de entrega del paquete.

Y si, allí donde dice firma, está su firma, la misma de la cédula de identidad.

Corre. Corre porque es el único sustento, porque firmó hasta las servilletas, porque un mes entero de sueldo no cubre la terapia semanal. Corre porque para activar una tarjeta de crédito siempre hacen ‘preguntas de seguridad’ como, por ejemplo, fecha de nacimiento, número de cédula venezolana, dirección, número de cuenta. Datos que son públicos una vez que alguien en el Commercebank cuadra con algunos buenos muchachos para que vayan a buscar en FedEx el paquete con el número de rastreo #### #### ##### exactamente el mismo día que llega. Datos que además sirven de base durante la llamada de activación para decir algo así como ‘mira, por cierto, además, quisiera hacer una transferencia….’

Juanito llega a la oficina. Llama. Navega por el sistema de voz hasta que arriba al saldo de las cuentas conjuntas. Doscientos treinta y un dólares.

Un poco menos que el salario mínimo. Oficialmente por debajo de la línea de pobreza.

Inicia los trámites. Un largo camino poblado por gente a la que le es imposible entender que con todas las medidas de seguridad, eso pueda suceder. Se requiere de una compleja organización que pueda duplicar documentos de identidad, conseguir datos personales y bancarios, interceptar un envío puerta-a-puerta.

No, en realidad sólo hacen falta dos o tres compatriotas repartidos en lugares clave.

Mientras Juanito trata de explicarle la historia a un escéptico mexicano de atención al cliente, tiene una revelación: Esto ha podido pasarle dónde sea, con cualquier banco. No importa dónde vivas, si naciste aquí tienes cédula venezolana, eres miembro de una raza maldita experta en absorber lo peor de las sociedades en crisis. No importa a qué parte del planeta escapen tú, los tuyos o tu capital; la sangre y la cédula la llevarás contigo siempre.

Juan Perez cuelga a media frase y marca otro número.

-Aló… ¿Vieja?…

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