afinidades electivas

Hidetada Sato (cuento) – Donald Richie

Los dos examinamos el cabello depositado en la mesa. Después hablamos de cosas del vecindario. ¿Y que ha sido del señor Sato? pregunté, con una educada tercera persona. Me miró y se tocó la nariz para asegurarse de que me refería a él. Esto era también una cortesía, lo mismo que mi gracioso asentimiento en respuesta. Sí, dije. Pasé entonces a un nivel más íntimo: por ejemplo, ¿tienes ya algún pasatiempo?

Pensó un rato antes de contestar: armas.

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