La Huella del Bisonte – Héctor Torres

bisonte.jpgAlgo de truco hay en el azar para que en el mismo mes haya leído un artículo sobre el Bisonte Americano, otro sobre las pinturas rupestres de Chauvet (consideradas las primeras manifestaciones artísticas del hombre) y La Huella del Bisonte, de Héctor Torres.

Finales de los 80s. Mario es guionista de telenovelas, su hija Gabriela y su mejor amiga, Karla, son adolescentes en pleno despertar de su sexualidad. Un día, Mario tiene un encuentro fortuito con Karla. Se sientan en un café. Mientras ella se come un helado, Mario se percata de un «repentino pedacito de helado que se derretía en el borde de sus labios.»

Lolita es un documento tan magistral que el sólo intento de circunnavegar el tema de la atracción entre un adulto y una adolescente es temerario. No puedo sino imaginar el gran esfuerzo que tuvo que hacer Héctor para no caer en Nabokov. Afortunadamente, las dos novelas se parecen sólo en la edad de sus protagonistas. Héctor tiene a su favor otra óptica, las mujeres del Caribe y Caracas, «una ciudad cuya última amabilidad la ofrecen sus 27 grados de temperatura ambiente», «…una ciudad sin estrellas ni pensamientos inocentes. Ni libélulas que aleteen entre extintos cañaverales. Ni complicadas esperanzas».

La Huella es un brutal apólogo (en todo el sentido de ambas palabras) sobre el «veneno que es mejor no probar», poblada de aforismos brillantes, chamánicos, forjados evidentemente a punta de consumo literario y calle:

Cuando ser célebre es el único mérito, eres de la farándula.

La verdadera belleza de la mujer está en lo que promete, Miguel. Así no lo entregue nunca. Así lo postergue hasta el punto en el que ya no valga la pena. Y no hay promesa más persuasiva, más esperanzadora, que la que hace con la mirada. La mirada delata el tamaño de su promesa.

el sexo es un placer en tanto ofrece vértigo, riesgo.

… y goma de borrar. Goma de borrar es una poderosísima imagen. Una analogía perfecta, climácica, que hace valer todo el recorrido.

Las reseñas que he leído sustentan la teoría de que La Huella es una novela erótica. Aunque vende, esa afirmación no es del todo exacta. Tampoco se trata de una exploración sobre la raison d’être de las pinturas rupestres, los límites de la tentación, o el poder infinito de las mujeres. Lo que si es exacto es que la ilación de situaciones, la precisa colocación de ciertos capítulos clave, y esas sentencias lapidarias, hacen de La Huella del Bisonte la mejor novela que he leído en el último año.

Entrevista en Letralia

Horray for life y muerte a todos sus amigos

vivalavida.jpgViva La Vida or Death and All His Friends, o simplemente Viva la Vida, es la cuarta grabación de estudio de Coldplay. Es –según la disquera– el álbum de mitad de carrera, el del renacimiento o la experimentación. Es su Revolver, su Night at The Opera, su Achtung Baby, su Kid A.

En efecto lo es, y a la vez no.

Admito que Parachutes es excelente y A Rush of Blood to the Head fue el mejor disco de U2 en diez años. Admito que al principio me incomodaba un poco –pero no tanto– que Chris Martin imitara tan descaradamente los estilos de Bono y Thom Yorke. Aspirar a los estadios de U2 y la experimentación intimista de Radiohead no tiene nada de malo. Pero las pruebas han demostrado que Chris Martin, con esa mezcla rara de pretensiones artísticas, juegos de palabras y coros fáciles, nunca tendrá el filo de sus ídolos. Su propuesta es débil por naturaleza.

A pesar de lo que dije más de una vez, durante la mayor parte de esta década le di un poco de cuerda a la idea de que Coldplay era un grupo honesto. Inclusive, dejé de llamarlos Coldpussy. Hasta ahora.

Desde la portada:
La Liberte guidant le peuple, de Delacroix, con un Viva La Vida superpuesto a brochazos, me hace pensar en 1)el Che Guevara, emblema de la ignorancia europea, y 2)en ese aborto discográfico que fue Rhythms Del Mundo, donde por cierto destacó –oh sorpresa– Clocks, de Coldpussy, en versión pianomerengue.

Además, estoy casi absolutamente seguro de que lo que querían decir era Live the life y no Horray for life, o Long Live Life (que es la traducción correcta). Así que tres puntos negativos, sin abrir la caja.

Con respecto al contenido –y desafiando toda esperanza de redención– Coldpussy regresa para ofrecerle al mundo un poco más de U2 y Radiohead, normalizado, procesado, digerido, defecado y empaquetado para las masas.

Perdonen que insista, pero me gusta pensar que cuando vas por tu cuarto disco ya has logrado tu sonido. O al menos no intentas venderte como algo más que una banda tributo. Con cualquier otro cuarto disco, la siguiente lista sería más difícil de compilar:

# Título Descaradamente copiado de
1 Life in Technicolor U2 (En realidad Brian Eno, quien es productor de este disco).
2 Cemeteries of London U2.
3 Lost U2.
4 42 Radiohead. Una canción de Radiohead de hace diez años, que alguien decidió dañar por completo a los 2’40».
5 Lovers in Japan-Reign of Love U2, con charrasqueo de The Edge y todo.
6 Yes Venus in Furs, de Velvet Underground.
7 Viva La Vida Coldpussy. Afortunadamente para ellos, le da nombre al disco.
8 Violent Hill Oasis.
9 Strawberry Swing Sting.
10 Death and all his friends Coldpussy
11 The Escapist U2 (Brian Eno)

42:

No se si ven el patrón. El disco se llama Viva la Vida y Death and all his friends. Desde el título los tipos nos recomiendan qué escuchar si no queremos pasar un rato de amargura, sangrando por las orejas y lamentándonos por la muerte del rock.

música

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