$100 fraud

770px-green_and_white_machine.jpgProducir gadgets para que puedan ser comprados por paises del tercer mundo me parece una de las movidas más perversas del capitalismo (después de Amway). Tan monstruosamente bien calculada, que inclusive han conseguido que los socialistas del mundo apoyen este cuentico del One Laptop Per Child.

El One Laptop Per Child es una iniciativa del laboratorio de medios del MIT para producir una laptop de $100, que pueda ser comprada por gobiernos del tercer mundo y utilizada en la educación de los niños. Suena bien. Claro, si olvidamos por un momento que los niños del tercer mundo tienen problemas más inmediatos que afectan directamente su educación.

En una sociedad cuasi-utópica, en el mundo según el primer mundo, la iniciativa OLPC serviría para apalancar la educación de los niños de bajos recursos, nivelar las desventajas competitivas. Pero al final, OLPC es un esquema para que los geeks del mundo podamos comprar una laptop de $100 (en realidad $200, pues si no eres un gobierno, OLPC funciona bajo un esquema de compra-una-dona-una), o para que los niños del primer mundo puedan tener una laptop barata, y dejar la Macbook en la casa.

Dailymash (una especie de The Onion británico), en una joya de artículo titulado Africans disappointed to discover $100 laptops are not full of food, lo dice mejor:

Should we sell laptops to Africans, rather than just giving them free food? That’s a big philosophical question isn’t it?

 
 
Post-Post: Huelga decir que leer artículos y entrevistas durante los 90s con el que es hoy director del proyecto, modeló mi forma de atacar problemas. Nicholas Negroponte, independientemente de OLPC, está en mi galería de visionarios, junto a Steve Jobs, Bill Joy y Ray Kurtzweil. Sin su trabajo, estaría escribiendo esto en un procesador de palabras, imprimiéndolo y faxéandolo a algún sitio en el que lo transcribirían, para enviarlo por e-mail a 10 personas.

Danny Boy

‘Tis you, ‘tis you must go and I must bide.
But come ye back when summer’s in the meadow
Or when the valley’s hushed and white with snow,
For I’ll be here in sunshine or in shadow.
Oh Danny Boy, oh Danny Boy, I love you so.

música

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¡Madre! ¡Oh Dios! ¡Leche, Madre, Leche!

psycho04.jpgJusto un día después de contarle al pana Coll que se me había acabado la leche, recibí unas migajas del emperador: Mi tía chavista me consiguió un kilo de leche en polvo. No de esa horrible que venden en Mercal, dentro una bolsa llena de consignas gobierneras; no, leche de la buena, La Campesina de Nestlé, la que consumen los hijos de la boligarquía.

Esto sucede en la misma semana que el presidente finalmente, luego de tres meses prometiéndolo, firma un acuerdo con el último demócrata de Europa para suministrarnos, a cambio de nuestro petróleo, productos de consumo como leche y guiso (¿uh? Broder, ¡Qué guiso!). Por supuesto, esto pone mi morbómetro en 11, pues estamos a punto de conseguir Moloko en los anaqueles, como seguramente pasó en otros bastiones del mundo libre: la URSS, la RPDC, la RDA, y la C.U.B.A.

También, sucede la misma semana en que, en una movida que representa una derrota brutal para el sistema ideológico imperante, el gobierno flotó el precio de la leche de larga duración. Espero pronto conseguir nuevamente Alpina, pero en realidad lo que más deseo es que se calle de una buena vez ese desfile de lumbreras que opinan en los infinitos medios del estado que la escasez se debe a una acaparamiento dictado por la CIA. Los mismos que, en medio de este experimento de Ceauşismo tropical, creen fervorosamente que la economía no es una ciencia exacta, y por ende, sus reglas pueden acomodarse a la ideología. Señores, desistan: eso es como gritarle a la gravedad que deje de ocurrir. Los hace ver mal, quedan como estúpidos. Todos nos reímos de ustedes.

En fin, gracias tía. Espero no molestarte más, al menos hasta que la Securitate toque a la puerta.