Mi 2013 en el cine

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Liberal Arts pregunta por qué no podemos estar felices con lo que tenemos/hemos logrado. Una reflexión sobre la adultez y la pérdida de la juventud.

Las palabras contienen la memoria de un dolor, según The Words.

Incendies es probablemente la mejor película que vi este año. Un aterrador, espeluznante relato de los hijos de la guerra. Uno más uno, ¿puede ser uno?

Spring Breakers es una película de terror fantástica. La vi pensando que era una comedia. No. Pasé varios días escuchando a James Franco en mi cabeza, burlonamente repitiendo «Spring Break, Spring Break».

El final de Argo me pareció un desastre. Qué manera de arruinar una película.

Aunque no propone nada fuera de lo común en su género, Looper es inteligente. Buenos giros en la historia. Excelente trabajo de Joseph Gordon-Levitt.

Vimos Silver Linings Playbook en el peor momento. Otra prueba estomacal que superamos Mónica y yo.

En la mañana post-Oscars, cuando leí que Christopher Waltz ganó el Oscar a mejor actor secundario, pensé que las películas de Tarantino son como Piratas del Caribe. Todo el mundo sobreactúa para deleite de grandes y chicos. La diferencia es que en las películas de Tarantino, todos son Jack Sparrow y la gente se ríe con Christopher Waltz por la misma razón por la que aman a Johnny Depp en cualquier rol: por la familiaridad. No me malinterpretes, Django es divertida y está bien montada. Pero no hay manera de que en 2013 hagas una película así y te juegues la carta de la ironía hipster. La película funciona porque todo el mundo entra a la sala sabiendo que la adorará. SNL lo dice mejor:

 

Expensive Trips Nowhere es un cuento de Tom Bissell, llevado al cine bajo el nombre de The Loneliest Planet y con Gael como protagonista. Es la historia de como hasta en la mejor de las relaciones, todo se puede ir a la mierda en una fracción de segundo. Bissell es también el autor de After The Fall, uno de mis relatos de viaje favoritos de todos los tiempos.

Upstream Color es la peli más loca que vi este año. La historia es genial, genial.

Mónica y yo vimos Goldfinger al aire libre, rodeados de gente que se sabía la película de memoria y aplaudía luego de esas famosas respuestas de Connery. Gente que estaba ahí, frente a un hermoso lago en verano, no para ver una película, sino para comer, emborracharse y reír. Como nosotros.

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Oblivion es Moon.

Before Midnight es la mejor de las tres. Los diálogos son muy naturales. Esa conversación cerca del final, a pesar de lo absurdamente melodramática, me la creí completamente. El amor a largo plazo no es algo que sucede mágicamente, es deliberado, voluntario. Un buen giro para el clásico romántico por excelencia de mi generación. En Slate puedes leer la verdadera historia detrás de la primera película y aquí puedes ver una entrevista a Ethan Hawke sobre la trilogía, la madurez y el amor.

Noah, quizás el primer corto grabado enteramente en la pantalla de un computador.

Si creciste viendo Mazinger Z, Transformers o Godzilla (o todos), Pacific Rim es para ti. Me gusta la idea de que el prólogo podría ser una película en si misma. Cierto, no es para pensar y todos los diálogos son robados de otras películas, pero es sano entretenimiento para toda la familia.

The Place Beyond the Pines tiene toda la crudeza de Blue Valentine, la película anterior del mismo director. Una de esas películas magníficas en las que nadie es enteramente bueno ni enteramente malo, sino real.

El espectáculo visual del año no es The Great Gatsby, sino Gravity. Lo dicho por todo el mundo: «Yo normalmente odio el 3d, pero el 3d fue hecho para esta película».

A Late Quartet es una interesante exploración sobre lo que sucede en las relaciones cuando un elemento las perturba. Sobre cómo todas las relaciones se mantienen gracias a un precario equilibro en el que cada integrante interpreta el papel que le toca.

La trilogía de Cornetto cierra con The World’s EndLlena hasta el tope de guiños y con múltiples interpretaciones, pero un poco aburrida, porque este asunto fue divertido hasta la primera mitad de Hot Fuzz. Esta película no debe verse como una parodia de una peli de acción, sino como el cajón de recuerdos de un erudito del cine.

Worn Wear es un comercial de Patagonia de 30 minutos, lanzado durante el Black Friday como el componente audiovisual de una campaña de psicología inversa. Un atrapa-millonarios instantáneo. Si no gastas €500 en una chaqueta Patagonia, estás en contra de la tierra. Brillante. Yo admito que me atrapó. Además me pongo tonto con esos documentales de estética hipster/folk en el que muestran a gente trabajando con sus manos mientras suena un banjo. Ah, si, la música en este es genial.

 

How Victorians Wired the World es un programa de Channel 4 que muestra la increíble trascendencia del telégrafo.

¿Sabías que puedes ver El día Después en línea? A pesar de sus lugares comunes, su patriotismo y religiosidad kitsch, El Día Después sigue teniendo algunas de las mejores escenas de holocausto nuclear en el cine. En la misma onda, y quizás gracias a una de esas listas que comparte Adriana, vi Threads, la pelícual más «realista» y oscura sobre las consecuencias de una guerra nuclear. Absolutamente deprimente.

 

Pain & Gain es todo menos una película de Michael Bay. Divertida y cruda. Si te aburriste con Transformers, dale a esta peli una oportunidad. Si no te atreves, al menos léete los artículos en los que se basa. Son el absurdo relato de cómo una pandilla de secuestradores amateur se mete en problemas más grandes de los que puede manejar. La película está super bien montada. La sorpresa del año.

Jagten es un excelente thriller. Todos repetimos que los niños son inocentes. Hasta que no lo son.

Rush es fantástica. Es una de las pocas películas gringas que logra efectivamente ser europea (bueno, casi). La dirección de arte y las actuaciones son impecables, hasta el punto en el que varias veces olvidé que estaba viendo una película. Una de las pocas de este año que no he querido que termine pronto.

Why I want Bitcoin to die in a fire | Charlie Stross

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Este post es un buen compendio de links para tener discusiones sobre Bitcoin. Pero lo mejor es este comentario sobre el Leninismo y el Libertarianismo, para memorizar y borrar:

BitCoin looks like it was designed as a weapon intended to damage central banking and money issuing banks, with a Libertarian political agenda in mind—to damage states ability to collect tax and monitor their citizens financial transactions. Which is fine if you’re a Libertarian, but I tend to take the stance that Libertarianism is like Leninism: a fascinating, internally consistent political theory with some good underlying points that, regrettably, makes prescriptions about how to run human society that can only work if we replace real messy human beings with frictionless spherical humanoids of uniform density (because it relies on simplifying assumptions about human behaviour which are unfortunately wrong).

Sigue leyendo Why I want Bitcoin to die in a fire

 

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El año en el que dañamos a la internet

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Luke O’Neil hace un recuento de todas las historias falsas que compartimos en la internet en 2013.

(…) the New Jersey waitress who received a homophobic comment on the receipt from a party she had served; comedian Kyle Kinane’s Twitter beef with Pace Salsa; the Chinese husband who sued his wife for birthing ugly children after he learned she’d had plastic surgery; Samsung paying Apple $1 billion in nickels; former NSA chief Michael Hayden’s assassination; #CutForBieber; the exquisite, otherwordly weirdness of the @Horse_ebooks Twitter account; Nelson Mandela’s death pic; that eagle snatching a child off the ground on YouTube; Jimmy Kimmel’s “twerk fail” video; Sarah Palin taking a job with Al-Jazeera America (an obviously satirical story that even suckered in The Washington Post)

Aunque los periódicos siempre han usado el contenido barato y las noticias falsas para rellenar espacio, nunca ha sido como en 2013. La cultura de lo gratis ha llevado al periodismo a niveles paupérrimos :

Media malpractice like this didn’t trigger the collapse of traditional revenue models, but it’s hastening the job. Everyone wants everything for free now—news, music, movies, etc.—which means the companies don’t have any money to pay people to produce original work. None of this is anything you haven’t heard before, but it bears repeating. In order to make a living, those of us who had the bad sense to shackle ourselves to a career in media before that world ended have to churn out more content faster than ever to make up for the drastically reduced pay scale. We’re left with the choice of spending a week reporting a story we’re actually proud of (as I do just frequently enough to ensure a somewhat restful sleep every other night), reaping a grand sum of somewhere in the ballpark of two hundred to five hundred dollars if we’re lucky, or we can grind out ten blog posts at twenty-five to fifty bucks a pop that take fifteen minutes each. That means the work across the board ends up being significantly more disposable, which in turn makes the readers value it less, which means they want to pay less for it, and so on. It’s an ouroboros of shit.

O’Neil hace referencia a otro artículo de Ravi Somaiya y Leslie Kaufman para el NYT, en el que se discuten cómo la verdad sufre a la hora de crear contenidos virales:

The faster metabolism puts people who fact-check at a disadvantage,” said Ryan Grim, the Washington bureau chief for The Huffington Post, which reposted the fictional airplane tweets, the letter to Santa and the poverty essay. “If you throw something up without fact-checking it, and you’re the first one to put it up, and you get millions and millions of views, and later it’s proved false, you still got those views. That’s a problem. The incentives are all wrong.

Quizás porque tengo casi 20 años leyendo basura en internet, o porque tengo 15 de editor, verifico las fuentes antes de compartir alguna de estas noticias demasiado buenas para ser verdad. También hago un esfuerzo consciente por no hacer click en las «10 maneras en las que puedes conseguir un mejor empleo» y «No podrás creer lo que hizo este niño para librarse de su bully». Sin embargo, no dudo que dentro de unos meses, el poder del contenido viral nos llevará a un punto en el que las historias serán imposibles de verificar. En un océano de Buzzfeed, Huffpo, Upworthy y sus imitadores, la palabra escrita sólo sirve para acaparar clicks, no transmitir medias verdades.

Sigue leyendo The Year We Broke The Internet.

HT: Quico.