afinidades electivas

Alma Llanera

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Hace años, cuando estaba seguro de que nunca emigraría, imaginaba que una de las cosas que me causarían dolor en el exilio serían las primeras notas de De Conde a Principal, ese clásico soundtrack de Caracas. Pensaba que al escucharla, se me vendría encima el guayabo más duro, ese que cae cuando recuerdas a los muertos de un lugar que ya no existe.

https://depr001.com/media/2014/decondeaprincipal.mp3?_=1

Y no.

Poco tiempo después de emigrar, Mónica puso a prueba mi teoría y descubrimos que la única canción con la que se me nublan los ojos es con el Alma Llanera. Eso sí, sólo cuando presto atención a la letra.

Que se me agüe el guarapo con el Alma Llanera es un cliché que detesto, no solo porque me gustaría que fuese un tema más hip, sino porque –como todos los clichés que me componen– no tengo control sobre él.

No me pasa lo mismo con la Venezuela de Herrero y Armentero –por nombrar otro cliché– y pienso que es porque mientras que De Conde a Principal y Venezuela hablan de lugares, el Alma Llanera trata la identidad. No importa donde viva, no importan los años, seguiré proviniendo de esa orilla, seguiré siendo el hermano perdido y esa tonalidad particular que logra la brisa entre los árboles, seguirá recordándome el sueño inocente de la infancia.

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