Cómo usar un adaptador de wifi Linksys WUSB600N con una Mac

Harto del pésimo alcance del wifi de mi Macbook Pro, decidí comprarme un adaptador USB para redes inalámbricas.

Ya en la tienda, usé uno de los PCs que tenían en exhibición para buscar cuál de los adaptadores wifi que tenían funcionaba mejor con una Mac. Básicamente, busqué «modelodeladaptador mac» en google para ver cuál tenía menos quejas.

Elegí un Linksys WUSB600N, que además viene con una base y un cable de 1 metro que podría ayudarme a buscar una mejor señal.

Linksys no ofrece un driver para Mac. Pero el fabricante del chipset, Ralink, ofrece drivers para MacOSX 3,4,5 y 6 en su página de soporte.
(es el RT2870)

Lo instalé y no pasó nada.

Abrí el System Profiler y vi que en efecto lo estaba reconociendo como «Linksys WUSB600N Wireless-N USB Network Adapter with Dual-Band ver. 2:» Product ID 0x0079 (121 en decimal)

Hice lo siguiente para que funcionara:

1. Abrí
/System/Library/Extensions/RT2870USBWirelessDriver.kext/Contents/Info.plist
en un editor de texto. Busqué «Linksys», copié y pegué la llave que decía «Linksys – RT2870 – 2» como «Linksys – RT2870 – 3» y le cambié el product ID a 121, de manera que quedó así:

<key>Linksys - RT2870 - 3</key>
<dict>
<key>CFBundleIdentifier</key>
<string>com.Ralink.driver.RT2870USBWirelessDriver</string>
<key>IOClass</key>
<string>RT2870USBWirelessDriver</string>
<key>IOProviderClass</key>
<string>IOUSBDevice</string>
<key>idProduct</key>
<integer>121</integer>
<key>idVendor</key>
<integer>5943</integer>
</dict>

2. Desconecté el adaptador USB, corrí Kext_Utility, reinicié la máquina y al volver a conectar el adaptador, arrancó el Wireless Utility de Ralink automáticamente.

3. Finalmente, entré en System Preferences/Network para que reconociera el nuevo adaptador de red.

Y listo.

hacking

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Una conspiración de sentimientos | Martin Weller

Un día de Enero de 2010, Paul Chambers, un ciudadano común, llegó al aeropuerto Robin Hood de Doncaster y lo encontró cerrado por una nevada. Twitteó:

«¡Mierda! el aeropuerto Robin Hood está cerrado. ¡Tienen una semana para arreglar sus asuntos, o volaré el aeropuerto!»

Fue arrestado por la policía anti-terrorista una semana después y multado con £1000. Por este tweet, también fue despedido de su trabajo.

Muchos llegan hasta ahí, pero Paul decidió apelar. Su apelación fue negada a principios de Noviembre. La juez del caso decidió que su mensaje, una broma más que obvia, contenía «amenaza».

El caso se volvió famoso como el Juicio de la Broma de Twitter –Twitter Joke Trial, o #twitterjoketrial y luego #IAmSpartacus en referencia a la película.

Pronto, veremos muchos juicios similares. Martin Weller, blogger, argumenta que es una «conspiración de sentimientos» (conspiracy of sentiment):

Creo que aunque no hay una conspiración abierta, lo que tenemos es una conspiración de sentimentos. Todos los involucrados en varios niveles: políticos, la policía, el sistema judicial, los medios, están actuando desde la misma base emocional. Esto puede ser resumido como: te odian.

Odian que mines sus mensajes cuidadosamente armados y los conviertas en bromas. Odian que estés armando nuevas formas de entretenimiento que no comprenden. Odian que puedas organizarte sin que ellos lo sepan. Odian que que el poder ha sido democratizado. Odian que puedas obtener contenido gratuitamente. Lo odian, odian, odian. Así que cuando surge la oportunidad de pisotear a uno de esos llorones de los medios sociales, la agarran con ambas manos.

Y es por eso que el Juicio de la Broma de Twitter es importante –porque revela la estructura mental de los que están en el poder, y porque será el primero de muchos intentos para controlar o al menos buscar venganza hacia lo que no entienden y desprecian.

vía The Ed Techie: A conspiracy of sentiment.

The Moral Imperative of the BP Oil Spill: Drive 20 Percent Less

Jason Henderson escribe que los Estados Unidos deberían aprender de lo que hicieron durante la segunda guerra mundial para disminuir su dependencia del petróleo:

Through gasoline rationing, coordination of public transit, and aggressive marketing of the moral imperative to conserve, the U.S. reduced gasoline consumption by 32 percent between 1941 and 1945.[5] In 1941, 23.6 billion gallons of gasoline were used for civilian cars and trucks, but by 1944 it was reduced to 16 billion gallons. More significantly, by 1944 personal driving was reduced to 63 percent of what it was in 1941. Annual vehicle miles traveled per private personal vehicle dropped from roughly 9,500 miles to 5,250 miles per car. The «We Can Do It!» spirit of war on the home front translated into a concerted effort to reduce driving.

vía Streetsblog San Francisco » The Moral Imperative of the BP Oil Spill: Drive 20 Percent Less.