Posteando en La Habana

1 33

Ayer vi un pedacito de Sicko, el documental de Michael Moore en el que compara el sistema de salud norteamericano con el de países socialistas. Aguanté hasta la parte de Cuba, un segmento que se puede contrastar con unos videos que hay en youtube sobre el estado de otros hospitales cubanos.

(Salvedad: yo me tripeo a Michael Moore, me cae bien su chutzpah y pienso que todo país necesita un tipo como él)

Por otra de esas casualidades que no existen, hoy me tropecé con un artículo sobre los blogueros de Cuba:

Cuando XXXXX, de XX años, quiere actualizar su blog acerca de la vida diaria en Cuba, se viste como turista y entra con confianza en un hotel de La Habana, saludando al staff en alemán.

(…)

Una vez dentro del hotel, XXXXX debe escribir rápido. No porque tema que la atrapen, sino porque el acceso es prohibitivamente costoso. Una hora en línea cuesta cerca de 6$, el equivalente al salario de una quincena.

Me pasa que cuando leo algo de Cuba, de Bolivia o Nicaragua, presto atención a las señales de cambio, porque en el fondo quiero pensar que lo que no nos está tocando a nosotros los Venezolanos, al menos les está haciendo bien a nuestras provincias. De esa forma, la escasez es más fácil de llevar.

No pude evitar las comparaciones. Esos blogueros tienen más o menos mi edad. Y yo, si fracasara en todo lo que hago, si cayera en la peor de las ignominias, todavía viviría mejor que ellos.

Me parece necesario leer no sólo el artículo, sino los blogs a los que hace referencia. Incluyendo los que apoyan al gobierno cubano. Si comparamos su lenguaje con el de nuestra internet quedamos mal parados, somos todos unos destemplados, unos animales de la palabra. El castellano de estos cubanos es tan preciso, sutil y depurado, que me hace pensar, como muchas otras veces, que sólo por necesidad es que se debe escribir.

Ahora, las dudas:
¿Debo hacer como el periódico gringo y colocar los links, arriesgando quizás la libertad de estos hermanos? (no porque alguien lea esto, sino porque creo en PageRank por sobre todas las cosas)

¿Cómo es posible que uno, con esta biblioteca de horrores que armamos en el siglo XX, todavía tenga que hacerse estas preguntas?

Si, la vida sin garantías debe ser dura.

Los links están por ahí.

In Rainbows (Esta semana en el iPod)

Radiohead-In Rainbows Front

Finalmente una banda reconocida decide mudarse al siglo XXI. La internet está llena de comentarios al respecto. Madonna, Jamiroquai y otros artistas menores parece que seguirán el ejemplo.

No dudo que In Rainbows, con su esquema de pago voluntario, será un rotundo éxito económico. Radiohead, sinónimo de vanguardia desde hace diez años, ha creado la oportunidad perfecta para mentarle la madre a cada una de las cabezas de la RIAA, los abogados de las disqueras y al sucio de Lars Ulrich. 4, 6, 8, 15, 20 dólares me parece un regalo.

How come I end up where I started
Para los que siguen a la banda, en concierto o en el tubo, no hay sorpresas. La mayoría de las canciones de In Rainbows tienen más de un año rodando (y en el caso de Nude, más de 10).

Don’t get any big ideas/they’re not gonna happen
La primera vez que escuché el disco, la mañana del 10 yendo al trabajo, estuve al borde de un ataque de pánico, no-figurativamente hablando. Ahí, atrapado en el tráfico, ahogado en desasosiego. Abrí las ventanas. Me saqué los audífonos.

Un rápido chequeo de las agujas me hizo darme cuenta de el que era la música y no yo, ni el tráfico, ni el emperador. Fascinante. In Rainbows es un disco que da miedo. Quizás sea la configuración de los temas, los sonidos en la penumbra de Nude y Weird Fishes apenas empezando el disco, o esas letras, brillantes en su pesimismo. Música para cometer suicidio. In Rainbows pareciese ser una revisión minimalista, decantada, filtrada, de Amnesiac.

No es el primero que da miedo, OK Computer también da un poco de miedo, pero el miedo lo siente Yorke en las letras. Creo que aquí hay una proyección, una conexión, un crossover digno de investigar con el terapista.

Before you run away from me/Before you’re lost between the noise
Rescato tres temas: Faust ARP, Reckoner y Jigsaw Falling into Place (a la que lo único que le falta para pertenecer a Hail to the Thief es un ‘theraindropstheraindrops’ al final).

Tan decantado es el sonido de este disco, que escucho por encima Amnesiac y Kid A y me parece que fueron hechos con un martillo.

Link

En Pitchfork hacen una revisión del origen de cada una de las piezas.

Okx Cover

Okey, diez

Yo soy de los que piensa que sin Radiohead estaríamos oyendo Rockabilly hasta el fin de la humanidad. OK Computer es el álbum que influenció a toda la gente que ha hecho algo en el rock en los últimos diez años, desde Coldplay hasta TV On The Radio.

Stereogum, un blog de música dirigido por Scott Lapatine, organizó este año OKX: a tribute to OK Computer, un compilado de versiones que reproducen, tema por tema, al mítico disco de Radiohead. Las piezas son interpretadas por bandas relativamente nuevas, que incidentalmente son algunas de las favoritas de los editores de Stereogum.

Al principio me pareció que se habían equivocado en la elección de las dos bandas que abren, Doveman y Slaraffenland. Luego de la tercera escuchada entiendo que ese comienzo fantasmagórico es perfecto para reinterpretar Airbag y Paranoid Android.

La versión de Karma Police de John Vanderslice es demasiado malandra. Toda la percusión y la guitarra la grabaron con las entradas en 11. La distorsión en los picos le queda perfecta, capaz de reventar las membranas de cualquier parlante que le pongas.

María Nadler canta como si Cat Power modulara bien. Produce la misma sensación de estar al borde del llanto desesperado. No Surprises le queda perfecta.

El disco puede ser escuchado aquí y bajado con bittorrent de acá

No dejen de leer los comentarios de cada artista.

música

Tengo los comentarios apagados por esta razón. Si te gusta este post, compártelo con tus amigos.

The Police: Synchronicity entre Nueva York y París

(mashup por Vicente Ulive-Schnell y Daniel Pratt)

Todo esto fue un accidente
Cuando me enteré que The Police se iba a reunir para hacer una gira mundial, decidí casi inmediatamente que no iría a verlos. ¿Hasta cuándo las malditas reuniones de abuelos que se creen rockeros? ¿Hasta cuándo la estafa de pagar sumas estrafalarias para ir a eventos que son poco más que un karaoke colectivo? ¿Por qué estas “leyendas vivientes” no le dan paso a las nuevas generaciones, a la gente que sigue buscando e inventando ahora, no hace treinta años? Reflexioné: con el costo de la entrada, podría pagarme un año de Café concerts en París para ver a bandas locales con nuevas propuestas. Estaba decidido.

Sin embargo, apareció mi compañera, quien obviamente me conoce más de lo que me conozco yo mismo. Me despertó acariciándome la cara con dos entradas para el concierto. Al final, ella tenía razón: The Police había sido mi banda juvenil y, por más que el concierto fuera una burla y desacralizara mi recuerdo de ellos, era un riesgo que tenía que tomar.

Fast forward seis meses, entramos a un deli cerca del Port Authority un domingo en la mañana. Música Norteña y tres mexicanos, Authentic New York Style.

Qué curioso que nadie puede adivinar lo que estás a punto de hacer. La maravilla del silencio humano. Lo mismo deben sentir los asesinos, los estafadores, los políticos cuando se sientan a comer justo antes del gran golpe.

Apenas comemos unos bocados. Cuando te ves en este tipo de situaciones por accidente es lógico, hasta justo, que un accidente (una diarrea, un autobús, un meteorito) las interrumpa.

New Denis
dsc01432.jpgQué lejos estamos. No de Manhattan, de Caracas. Algunos gringos han rentado autobuses y están allí desde hace horas. Trajeron parrilleras, tumbonas, cavas y han pasado el domingo comiendo y bebiendo en el estacionamiento. Los logistically challenged esperamos bajo el sol, escuchando el constante ‘Bienvenidos a The Police in Concert, por favor recuerde que el ingreso con cámaras de fotos o filmadoras está prohibido’, sobre un soundclip de Synchronicity.

¿Qué es una cámara y una filmadora? ¿Es mi cámara digital una cámara? ¿O sólo se refiere las profesionales? ¿Es mi celular una filmadora? Escondemos la cámara, como buenos ignorantes del tercer mundo, para pasar el cateo. Adentro hay tipos con SLRs, handycams y unos árabes ensamblando una bomba nuclear frente a los baños.

A las seis de la tarde la arena está vacía. Nos enteramos que el ‘The Police and Friends’ impreso en el ticket quiere decir que luego de horas de ‘friends’ vendrá The Police. Comienza a sonar Fiction Plane. Vamos por birras.

Malditos gringos y sus leyes. No puedes comprar birra sino muestras un valid ID (o eres fucking decrépito). La cédula venezolana por supuesto no es un valid ID y ¿Quién coño sale con su pasaporte a la calle, mucho menos a un concierto? Compramos un juguito de manzana. Yo decido emborracharme con chocolate.

The Fratellis salen después. La chama de dieciséis que tenemos enfrente por poco y vomita de la emoción. Grita las canciones. La mamá (visible fanática de Sting) trata de esconderse. Los Fratellis es otra de esas bandas que no tiene ni idea de dónde vienen y terminan sonando como un hijo bastardo entre AC/DC y REM. Pero están bien, supongo.

Al terminar los Fratellis, en ese estadio otrora vacío no cabe un alma. El estadio de Francia, aquél donde los galos le ganaron tres a cero a los brasileros y establecieron el reinado futbolístico de Zidane, reventaba con más de ochenta mil personas gritando para que saliera la banda. A las nueve de la noche, empezó la cosa: Andy Summers punteaba el riff de Message in a bottle antes de que aparecieran Stewart Copeland y Sting, con una taza de té en la mano. El público entró en frenesí.

I have only come here seeking knowledge
Así, de noche, es que podemos admirar la tarima. 5 pantallas gigantes (tres de las cuales siguen constantemente a cada uno de los integrantes), seis pilares de luces sembrados en el piso que suben y bajan para conjurar escenas de la luna y el océano.

Para hacer todo esto más evidente, en la segunda pieza todo el escenario explota con colores. Sting grita ‘Ooooh oooh ooooh’. Syncronicity II.

Lo que debo resaltar del concierto es que fue un concierto de The Police, no un karaoke piche para gente que solamente conoce el disco “Singles – 86”, compromiso disquero que marcó la ruptura de la banda. Los tres británicos se pasearon por su extenso repertorio, combinando temas menos conocidos con clásicos del pop arreglados y extendidos según la ocasión. Andy Summers tiene mucho espacio en este Police 2007: en canciones como “So Lonely” o “Invisible sun” el grupo se repliega y le da cabida a sus solos. Es aquí donde vemos la diferencia. The Police no es una banda de viejos quemados que volvieron a reunirse por dinero. Es un grupo donde todos evolucionaron, Summers explorando los límites de la guitarra junto a Robert Fripp (“Bewitched”), Copeland componiendo música para películas y Sting tocando y haciendo de todo, desde discos jazz (la banda sonora de “Leaving Las Vegas”) hasta cuestionables mezclas de un laúd con cuentos ingleses de la edad media (“Songs from the labyrinth”).

dsc01518.jpg

El concierto combinaba un “hit” con una canción menos “popular”, pero era justamente en éstas que el público podía deleitarse a sus anchas. El repertorio fue más o menos como sigue: Message in a Bottle, Synchronicity II, Driven to tears/When the world is running down (…), Walking on the moon, Don’t stand so close to me, Voices in my head, Next to you, Dedododo Dedadada, Walking in your footsteps, Wrapped around your finger, Invisible sun, Roxanne, So lonely, Hole in my life, Can’t stand losing you, Truth hits everybody, Contact, No time this time, King of Pain, Every little thing she does is magic, Every step you take, y puede que se me olvide una que otra.

Sting, que nunca ha tenido mucha voz, comienza a fallar en De Do Do Do, De Da Da Da. Está bien, es el quinto concierto de la semana, su bajo se ve peor que él. En el fondo ojalá llegue a los 55 así. Summers y Copeland en cambio son la pala. Con pequeños ajustes en los arreglos hacen que Synchronicity suene aún más gloriosa y Truth hits everybody deje de ser un grito punk para convertirse en una calmada reflexión sobre la vida.

Canciones como “King of pain” y “Wrapped around your finger” estaban hechas a la medida de Stewart Copeland. El baterista, vestido con guantes blancos, se paseaba por toda la percusión, utilizando un abanico de platillos, timbales, vibráfonos y gongs para darle cuerpo al tema.

Otros temas como “Hole in my life” y “When the world (…)” mostraban la calidad de Sting, que no sólo se lucía con un slap-bass y otros ritmos funky sino que entonaba a la perfección y aupaba al público con la presencia que tienen las grandes estrellas de rock.

Podría seguir escribiendo hasta dar una descripción detallada de todas las canciones, pero sería redundar. Creo que The Police demostró lo que es tener clase, hacer buen rock y manejar una escena. Hoy por hoy, cuando grupos fantoches y edulcorados de neo-punk aparecen en cada esquina, donde las bandas retocan las voces para tapar las insuficiencias del cantante y las presentaciones en vivo dan lástima, The Police dio una clase magistral de cómo, con sólo tres músicos (geniales, eso sí), se puede hacer un espectáculo del más alto nivel.

El concierto se acaba. La gente pide a gritos el encore. Las pantallas se iluminan con los símbolos de Ghost in The Machine. Todo se viene abajo. Terminan con King of Pain, So Lonely, Every Breath You Take y Next to You.

dsc01539.jpg

Afuera algunos gringos pasan la pea vendiendo algo de su parrilla a los que esperamos al autobús para regresar. Evacuar un estadio de ese tamaño a punta de autobuses no es juego de niños. Esperamos cerca de una hora. Nuestro avión sale a las seis de la mañana siguiente. En ese Kennedy inhóspito de las 4am conseguimos zombies como nosotros, cruzamos miradas, sonreímos. El secret handshake de los que regresan de un concierto en la capital del mundo.

http://ulive.free.fr/blog/
http://ae.panfletonegro.com