Está claro que el árbol de la imbecilidad echó raíces en Venezuela hace ya varios lustros, de él, cada vez con más frecuencia, brotan, florecen titulares como este:
¿De dónde sacarán los gobiernos de América Latina que la solución para la fuga de capitales está en el gravamen?
Supuestamente esta medida pretende frenar el consumismo venezolano (risas). ¿Acaso creen que un empleado del gobierno que gana mil dólares por echarse aire en las bolas va a dejar de comprar whisky, así cueste el doble?
Los ultragenios que creen regir el destino de la gente no se dan cuenta de que cualquier medida fiscal que tomen es fútil, es apenas un hito que pasamos a doscientos kilómetros por hora rumbo a nuestra autodestrucción.
A partir de la aplicación de esta medida, la nueva cuenta de TODOS los artículos de consumo en Venezuela será:
Precio del artículo x 2 x 6000 Bs/$ x impuesto al lujo
En otras palabras, aquellos artículos que no son de lujo, también costarán 30-40% más. Los ricos, que hacen mercado en EEUU con dólares preferenciales, se reirán de todo el asunto, como siempre.
Compañeros, luego de que apliquen la medida, vayan, vayan a las tiendas en Caracas y miren a las mujeres vestidas a lo Blanca Ibañez, comprando plasmas de 52″ y pidiendo a gritos la antena de bigotes. Sumérjanse en el tráfico y cuenten los rústicos rojos. Paseen por Las Mercedes y deléitense en alguno de esos restaurantes convertidos en galleras por donde fluye el ancho río dorado de las highlands.
Tengo años preparándome. Yo estoy listo para soltar el teclado e irme a la zafra. La pregunta es ¿lo están ustedes, compañeros bolivarianos?
¡Excelente trabajo compatriotas! Sigan así, a paso de vencedores.
Ocupan toda una fila en el avión. Ella habla con acento latino, él con el de Brooklyn. Los tres niños hablan castellano. Luego de que obligan a apagar los celulares, ella llama para despedirse, presumiblemente una vez más. Cuelga y comenta algo que no puedo discernir. Él responde con cierta condescendencia.