Lo que podría ser la música en streaming

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En el mundo según Spotify, Khoi Vinh extraña las notas en las contraportadas de los LPs (o el librito de los CDs, si eres más joven):

This is all trivia, to be sure, but it’s the kind of stuff that used to be such a meaningful part of owning music — and that makes one a fan for life. Having a record in your collection meant that you could spend time poring over its liner notes: familiarizing yourself with the names of musicians, producers, engineers, and managers; memorizing lyrics; and studying photos of musicians’ faces, stances and attire. These were the intangible qualities that made music more than just a service, but something to be collected.

Sin duda, uno de los forjadores de mis gustos musicales en la adolescencia, específicamente mi educación sobre el Jazz, fueron las notas de contraportada. En ese ambiente de polinización cruzada que es el Jazz, armar una base de datos relacional de músicos y productores en tu cabeza, es lo que te empuja a descubrir cosas nuevas. En casi todos los géneros, las notas son el único lugar en el que se reconoce e inmortaliza al gran héroe anónimo de la música popular: el músico de sesión.

«Personnel». Cuando era chamo, me encantaban las notas que pomposamente declaraban que esa obra no tenía músicos, sino una plantilla de recursos humanos.

Aunque las notas siguen existiendo de alguna manera y ahora son mucho más ricas gracias a la Wikipedia, no forman parte integral del álbum. El álbum ya no es un objeto. Sin embargo, por esta misma razón, las posibilidades son mucho más interesantes. Khoi Vinh otra vez:

Since Spotify has Facebook information, why not tell me what else was going on in my life during a given timeframe? Tell me when I shared a song on Facebook, or discussed an artist, or whom I friended that same week. If a service can show me the photos I took (even better if they’re selfies) when I first encountered an artist who later became a favorite, that would add a new dimension of meaning to what are essentially impersonal database records. Giving a listener the opportunity to recognize their own stories and their own selves in music is what turns people into lifelong fans.

Esa última frase.

Sigue leyendo What Streaming Music Can Be.

música

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Segundo violín

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Philip Seymour Hoffman no era un actor especialmente versátil. Tenía dos personajes (tres con Capote) y una sola forma de tocarse la frente. Sin embargo, era excepcional como actor de reparto. Sus pausas y su mirada lo transformaban en el antagonista que imaginábamos. Su presencia y su voz obligaban al resto de los actores a destacarse. Jason Robards se fue del cine por la puerta grande gracias a su enfermero/confesor, Joaquin Phoenix no hubiese sido esa fuerza de la naturaleza sin ese impenetrable encantador de serpientes, la mitad de la tensión que siente Matt Damon en Mr. Ripley viene de ese molesto Freddie Miles, y sin el hombre de los colchones, Adam Sandler no hubiese enunciado el monólogo de su carrera, uno de mis momentos favoritos de la historia del cine.

Phillip Seymour Hoffman participó en una buena parte de las películas culturalmente relevantes de los últimos 20 años y en casi todas extrajo lo mejor del actor principal. Curiosamente, la última película en la que lo vi –El último concierto– trata precisamente de cómo en una relación cada quien juega un rol, de las tensiones que se desatan cuando los roles se ponen en duda, de la necesidad de un segundo violín para el éxito del solista.

El peor aspecto de su muerte es que, de ahora en adelante, sin su presencia en escena, un puñado de grandes actores pasarán desapercibidos.

 

cine

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Arqueología Digital

first www server

do not power down

Una de las particularidades del arte creado en la web es que es efímero, no porque dependa exclusivamente de nuestro dominio sobre la electricidad (que también), sino porque las grandes obras de la web son borradas, sobrescritas, a medida que los dominios desaparecen, sus creadores se interesan en otros proyectos, los discos duros se reciclan o las empresas deciden renovar sus sitios.

Recuerdo la sorpresa al explorar el sitio web de The Matrix, quizás la primera vez que me interesó el sitio de una película. Recuerdo también el de Requiem For a Dream y gracias a él, o buscando su rastro, fue que llegué a Digital Archaeology, una iniciativa para preservar la historia de la web.

"Un sitio web que, como la película, se pudre, se descompone y luego te patea." -Alexandra Jugovic, co-creadora del sitio de Requiem For a Dream

«Un sitio web que, como la película, se pudre, se descompone y luego te patea.» -Alexandra Jugovic, co-creadora del sitio de Requiem For a Dream

En el canal de YouTube de Digital Archaeology puedes encontrar algunas entrevistas con los creadores de algunos de los sitios web más interesantes de los últimos 20 años. Allí hablan de sus motivaciones y cómo llegaron a descubrir y crear esos elementos de diseño que, sin duda, son los precursores de toda la estética de la web de hoy

Los nostálgicos recurrimos desde hace años a wayback machine. Pero toda máquina del tiempo exige saber qué buscar. Ya era hora que alguien se dedicara a hacer un poco de curaduría.

Otro caso es el de Deleted City, una instalación artística que consiste en visualizaciones interactivas de las ciudades perdidas de Geocities. Una instantánea del momento en el que Geocities salió del aire. Pompeya Digital, la llaman ellos.

Nuestros vecinos del CERN han resucitado la primera página web y desarrollado un emulador del primer browser multiplataforma (oficialmente, el segundo navegador de la www). Usar el Line Mode Browser es un ejercicio nostálgico, pero también una medida de lo absurdamente violento que ha sido el desarrollo de nuestras herramientas de comunicación en los últimos 20 años. La velocidad de estos avances nos han hecho perder el rastro de la web que fuimos una y otra vez. Curioso, considerando que la web fue creada –entre otras cosas– para preservar y divulgar información.

Respaldar los viejos contenidos de la web no sólo se trata de hacer una galería con diseños interesantes. Hay algo más importante: salvar la información. En una época en la que empresas venden servicios de limpieza de reputación para corruptos, en la que los estados totalitarios obligan a YouTube a borrar videos basándose en tenues legislaciones de copyright, los arqueólogos digitales pueden ayudarnos a evitar un medioevo digital. No dudo que las carreras del futuro cercano serán antropólogo de social media, librero digital, preservador de respaldos, o algo parecido a los trabajos que aparecen en la Digital Preservation Coalition: un poco de editor, un poco de hacker. Un «hacker» con olfato para lo culturalmente relevante y sepa cómo armar una copia acreditada de un artículo o hecho noticioso. Un «librero» que pueda escribir un script para desplegar una copia entera de un sitio web y, de alguna forma, ayudarnos a extraer y preservar verdades compartidas de ese océano de engaños que es la www.