(para todos mis panas escritores, pintores, escultores, músicos, diseñadores y freelancers).
¿Arte?
Si eres un creador o artista y te interesa la divulgación de tu trabajo, supongo que reconoces que una parte de tu tiempo debe ser invertida en esa –a veces– prosaica labor de promoción.
Parece ser cierto que, dentro de poco, un buen porcentaje (digamos, más del 30%) de tus potenciales lectores/clientes/consumidores, obtendrán sus noticias a través de las redes sociales. A medida que este fenómeno se consolide y las redes conecten a mayor cantidad de consumidores con artistas, el cuidado de tu identidad en línea se volverá tan o más importante que forjar un nombre en el mundo físico.
Así que, independientemente de lo que pienses acerca de perder en tiempo en MySpace, Twitter, Facebook, QZone, Friendster, Orkut, o LinkedIn, una realidad inescapable es que parte de tu trabajo como artista será promocionarte dentro de la red social que este vigente para el momento. Continue reading →
En estos días he estado obligado a usar Windows (7, afortunadamente) y he recordado otra de las razones de por qué sólo lo hago como último recurso: la tipografía es un asco.
En 1990, Microsoft decidió incorporar tipografía más económica en la especificación de TrueType para el exitoso Windows 3.1. El resultado fue que, por un lado, MS Sans Serif, un tipo miserable, se convirtió en el vehículo estándar para la interacción humano-computador y Arial, básicamente una imitación apresurada de una fuente en desuso, se volvió el tipo de letra más usado en el mundo. Una doble-bomba estética, rematada con una implementación ilógica de la metáfora del menú, y un cursor blanco, con cero contraste.
Apple, por su parte, pagó las licencias para utilizar fuentes de calidad, y trasladó el costo al usuario final (todos terminamos pagando por ver Helvetica en toda su gloria). Una preocupación obsesiva y un respeto por la tipografía condujeron naturalmente al desarrollo de nuevos métodos de representación en pantalla. Es por eso que hoy, luego de varios avances, el texto en Mac OS X es casi indistinguible del texto impreso, y en cambio en Windows (inclusive en Windows 7), parece… bueno, un dibujo rasterizado en 1996. Un dibujo que te recuerda siempre que estás frente a una pantalla.
Razón #439:
Evito usar Windows por la misma razón que no escucho ciertos tipos de música. Algunos de los músicos y productores más talentosos del mundo están detrás del reaggeton. Pero escuchar reggaeton, te fríe el cerebro.
¡argh! ¡mis ojos!
sublime :)
La tipografía es uno de los pocos lugares donde la ingeniería y el arte se encuentran. Creo que los condenados a mirar todo el día una pantalla –o un texto impreso– deberíamos tener el amor propio para, al menos, transformar nuestra rutina en una experiencia medianamente agradable.
Creo que llega un momento en la vida en el que ahorrar $200 para quedarte ciego, deja de ser inteligente.
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Post-post: Quizás el principal obstáculo para la masificación de los ebooks sean precisamente esas fuentes clásicas de Windows.
Post-post2: ¿El aliciente para estas semanas de indigestión? Ver el excelente documental sobre Helvetica.
Miro un homenaje al poeta extranjero, Benedetti, en el canal del Estado. Ese mismo canal del Estado acostumbrado a celebrar el silencio. Que armó una fiesta de silencio cuando murió el descubridor de nuestra palabra, ese maestro del asombro que fue Montejo.
Pero no quiero detenerme en mezquindades. El canal del Estado siempre estará destinado a ser un nido de víboras. Perdón, vivarachos. Perdón, hijos de puta. En cambio, quisiera agradecer:
Supongo que debo dar gracias al poeta, por todas esas veces en las que su palabra fue oportuna, justa, necesaria. Por todas las veces que deleznablemente utilicé su texto para inducir un pestañeo, secuestrar una sonrisa. Por la urgencia y la conciencia. También, debo agradecer a Subiela y a Grandinetti por la corporeidad, a C. por aquella Tregua, a B., por dejar caer sus párpados. A MdL por ese Inventario negro y a D. por arrebatármelo a mitad de verso. Debo agradecer a A., por esa lógica demoledora de quien no se deja engatusar por la zalamería hueca de los poetas.
Mujeres. Habría que agradecer a las mujeres. Quizás no al poeta. El poeta es hombre, después de todo. El poeta puede caer en la seducción de lo absoluto, ser víctima de los -ismos. El poeta puede morir. Si, habría que agradecer en todo caso a las mujeres, es decir, a la literatura.
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