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Hace un cuarto de siglo fui con mis padres a Ginebra. Ginebra fue la primera ciudad de Europa que conocí. Fue una cosa muy loca, muy despilfarradora, muy petrolera, que hizo mi padre cuando el país y él eran otros. Cuando las posibilidades de que todo se fuese a la mierda eran bastante remotas.

Papá de vez en cuando habla de Suiza como quien habla de la novia que se escapó, cuenta cosas que pasaron, recuerda hechos que no ocurrieron, o que ocurrieron de manera distinta. Habla de mi y de su novia invernal como dos maravillas que sucedieron simultaneamente. He vivido con eso toda la vida. Mis padres más nunca volvieron.

Yo tampoco volví. En parte porque Suiza es hijodeputamente cara, y en parte porque el peso de la memoria es muy grande. i.e.: ¿volver a Suiza contando céntimos cuando la recorrí como un pequeño príncipe? No me jodas, eso duele mucho.

Hace un mes conseguí un trabajo temporal en Ginebra. En el avión, lloré como una nena cuando vi el lago Léman. Ayer, paseando solo por el centro, tuve que sentarme en un banco para lidiar con el hecho de que había calles que recordaba. ¿Cómo diablos retienes a los 12 años la memoria de una calle? Te digo como: estando deslumbrado.

Esto, la vida, no hubiese sido lo mismo si, cuando era niño, ellos no hubiesen perpetrado esos atentados contra nuestra estabilidad financiera. Tuve el tino, o la inteligencia emocional de escribirles y decirles exactamente eso, mientras celebraba con mi primera y última birra de €10 que si, que luego de un largo, largo, larguísimo periplo, el círculo se cerró. Trabajo en Ginebra y mi padre, vicariamente, por fin ha regresado.

 

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Los de Kodak eran mis floppies favoritos. Venían en una caja de cartón rígido que hacía las veces de estuche. Mi copia de Karateka estaba en uno de estos diskettes.

Si estos discos todavía existen en alguna parte, ya cumplieron su vida útil. No deja de maravillarme que, a medida que caducan los floppies, miles de líneas de código se desvanecen todos los días. Inclusive han desaparecido los archivos en la internet que preservaban copias de estos discos –algunos hobbies simplemente mueren. No es fácil ser un curador o un mecenas.

Algunos pocos juegos se salvan. Son tan famosos que han ido sobreviviendo de plataforma en plataforma, o gracias a algún printout hecho en 1987. Jordan Mecher, de nuevo, lo cuenta mucho mejor. Pero ¿qué sucederá por ejemplo con Bilestoad? ¿O Microwave, el primer juego de 8bits con música y video simultáneo?

Es así como el trabajo de toda la vida de mucha gente, grandes obras contemporáneas, una buena parte de mis referencias culturales, se desmagnetiza.

Más en The Original Disc Sleeve Archive.

 

Mayo 2004: Polonia ingresa a la Unión Europea | Maciej Cegłowski

Maciej Cegłowski:

Era una sensación fantástica. No sólo ahora tenía un pasaporte Americano y otro Europeo, es decir podía tener cualquier novia rusa en el catálogo, pero también significaba que este tonto pero profundamente amado país había llegado definitivamente, llegado para quedarse. Se convertiría en un país Europeo normal de segunda categoría, asediado por fastidiosos mochileros y completamente común y corriente. Eso podría no sonar como un sueño nacional, pero para Polonia es la culminación de doscientos años de amargas luchas.

 

También: cosas que la Unión Europea necesita además de amor (extracto):

  • Comida mexicana decente.
  • Algún grado de poder soberano.
  • Tiendas de 24 horas.
  • Trabajos.
  • Una política de inmigración cuerda.
  • Deportación de todos los concursantes de Eurovisión a bares de karaoke en Asia Central.
  • Menos impuestos.
  • Portaaviones.
  • Aire acondicionado.

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